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Bicycle Officers

Hoy queremos descubrir un poco más de la historia de la bicicleta.

Es un invento bastante antiguo. Hasta hace poco se atribuían a Leonardo los primeros bocetos en 1490, pero se descubrió que fue la broma de mal gusto de un conservador de su obra. En realidad fue un francés, el Conde Mede de Sirvrac, quien en 1690 con un bastidor y dos ruedas de madera inventó el «celerífero«,  sin manillar,  algo parecido a las bicis sin pedales (balance bikes) con las que los niños ahora se inician en el mundo de la bici. Algo más tarde, en 1816, un alemán, gentleman, deportista con chistera, Herr Drais, inventó la draisiana añadiéndole al “celerífero” anterior un manillar. Posiblemente con eso se reducía un poco el riesgo de colisión y se conservaba mejor la dentadura.

El primero en ponerle algo parecido a unos pedales fue un escocés llamado Macmillan en 1839. Pero no era muy cómoda, parece ser, así que no tuvo mucho éxito hasta que en 1861 le pusieron en Francia unos pedales directamente en el eje de la rueda delantera. A este invento se le llamó el velocípedo” de Michaux y  fue el primero en fabricarse en serie, pero era también un poco incómoda y vibrante por las ruedas de hierro así que en 1873, en Inglaterra, James Starley produjo la primera máquina con las características de la bicicleta moderna ya dotada de neumático de goma maciza sobre acero,  aunque la rueda delantera era tres veces más grande que la trasera, ya que la velocidad según su experiencia dependía del tamaño de la rueda, lo que era importante pues entonces ya se corrían las primeras carreras.

Por aquellos tiempos, ya en 1885, John Starley, fundador junto a su tío James de la aún existente casa Starley,  crea la “bicicleta de seguridad” con las dos ruedas del mismo tamaño, primera con frenos y ya movida por una cadena en la rueda de atrás a la que en 1888 se añadió la rueda inflable y los neumáticos inventados por John Boyd Dunlop, verdadera primera bicicleta moderna como la conocemos hoy.

En 1903 se corrió el primer Tour de Francia, en 1909 el primer Giro de Italia y en 1935, tan tarde, la primera Vuelta a España, pero estos eventos deportivos poco o nada tienen que ver con la idea que tenemos de la bicicleta como medio de transporte. A primeros del s. XX los precios asequibles y la sencillez de diseño la hicieron muy popular. En los años veinte y treinta su uso entre las clases trabajadoras era muy común pero después de la II Guerra Mundial, debido a la escasez de combustibles, se generalizó durante unos años en toda Europa  hasta que el, ya mencionado en este blog, “desarrollismo” de los años cincuenta y sesenta la relegaron a un lugar secundario frente al avance del coche. Un avance tan exagerado que, debido a la contaminación y a la crisis del petróleo de los setenta, devolvió la popularidad a la bici como medio de transporte, sobre todo en el norte de Europa llegando a duplicar, en el mundo entero, con sus 800 millones el número de coches existentes actualmente.

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